Fuente: Extra Emprendedores (El País)

La red de Apoyo al Desarrollo Empresarial cuenta con 215 centros

Carlos Martín, 34 años, es doctor en Nanociencia. Con un amigo doctorado en Genética y otro en Astrofísica, ha convertido su afición en trabajo y ha creado Caótica Ediciones, una empresa dedicada a la impresión de juegos de mesa originales. Sobre un mueble de su despacho compartido en el Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE) de Málaga, ubicado en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), descansa el tablero de Democracia, un juego en el que los participantes (de dos a seis) se ponen en la piel, según el caso, de los partidos políticos mayoritarios y los emergentes. En noviembre de 2014 salieron a la venta 600 unidades financiadas a través de crowdfunding y el objetivo ahora es dar el salto al mundo digital para que Democracia se pueda disfrutar en los teléfonos móviles.

En la mesa de al lado trabaja Antonio Sánchez, de 26 años, que desarrolla con fondos europeos un proyecto destinado a mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad auditiva. Se trata de un reloj que a través de vibraciones notifica situaciones de emergencia o algo tan cotidiano como el timbre de una puerta. Este invento promovido por Hearing Software podría aplicarse también en el control de movimientos de un enfermo de alzheimer, algo que contribuiría a la tranquilidad de su familia.

Carlos Martín y Antonio Sánchez son emprendedores que se benefician de la red CADE que existe en Andalucía, integrada por 215 centros y herramienta a través de la cual la Junta ofrece servicios gratuitos para poner en marcha, desarrollar y consolidar iniciativas empresariales en la comunidad. “La crisis ha hecho que aumente el número de emprendedores por necesidad, y si los proyectos no están bien tutorizados, fracasan”, reflexiona Vanessa Bernad, directora gerente de Andalucía Emprende.

El personal de los CADE (el 85% de la plantilla tiene formación universitaria) estudia la idea de la persona emprendedora y crea con ella un plan de viabilidad. Le ayuda en la búsqueda de financiación pública y privada, y tutela el proyecto con asesoramiento personal y orientación. A través de la web de Andalucía Emprende, cualquier interesado puede obtener cita con un técnico en 24 horas.

Andalucía Emprende cuenta con 880 naves y oficinas en todo el territorio andaluz para alojar proyectos de emprendedores. La ocupación media ronda actualmente el 82%, aunque hay casos, como Málaga, que alcanza el 98%. La estancia durante lo que se denomina el periodo de preincubación (la maduración de una idea) se prolonga durante seis meses. Con la empresa ya creada, el promotor puede permanecer un año en un despacho y tres en una nave. Hay una prórroga posible de seis meses.

Este servicio ayudó en 2014 a la constitución de 14.620 sociedades en Andalucía (el número se eleva a 38.139 si se analiza toda la legislatura, con el impulso de 47.649 empleos) y uno de sus principales objetivos es contribuir a la consolidación empresarial, uno de los principales escollos que deben combatir los emprendedores. El índice de supervivencia de las empresas fraguadas en estos centros es del 72% tras dos años de actividad, frente al 58% de las que nacen fuera de este circuito. Pasado un lustro, sobrevive entre el 50% y el 60%.

El número de universitarios que se animan a montar su propio negocio ha pasado del 29% al 34% en los últimos tres años. El 85% de los emprendedores es autónomo y, aproximadamente, seis de cada 10 son hombres, aunque la brecha de género se ha acortado y crecen las empresas promovidas por mujeres. El 60% tiene menos de 45 años y aunque depende del ámbito geográfico, el componente mayoritario de los proyectos andaluces es la innovación y la tecnología.

La tendencia cambia en las zonas rurales y la dureza de la crisis, que en muchas ocasiones ha obligado a reciclarse, ha derivado en negocios de éxito. El director de Andalucía Emprende en Málaga, Gabriel Clavijo, cita una pastelería para celíacos instalada en una nave de Coín y las granjas de caracoles de la Axarquía, que exportan el 95% de su producto al mercado europeo.

Bernad incluye la internacionalización como uno de los aspectos clave para que una empresa sea competitiva. “Hay que tener una visión global”, afirma. Andalucía Emprende está enlazada con Extenda (Agencia Andaluza de Promoción Exterior) y existe un servicio de alerta para identificar un proyecto con este potencial. Cuando su promotor recibe la formación adecuada, la empresa pasa al organismo de promoción internacional.

La directora gerente aporta otro dato de interés. Por cada euro que se invierte en políticas de emprendimiento, el retorno social es de 3,74 euros, es decir, el beneficio es más del triple. “Las empresas crean el 80% del empleo y hay que fomentar su dinamismo en colaboración con el sector privado, universidades y cámaras de comercio”, concluye Bernad.

Elena Peñalver y Eva Naranjo trabajan en un despacho del CADE de Málaga en su proyecto Don’t Stop Me, centrado en el desarrollo de técnicas de ayuda para productos destinados a niños con movilidad reducida. Un ejemplo es la bicicleta con pulsadores y motor que construyen, junto a la universidad, para un menor con una parálisis cerebral del 90%. En una sala cercana, Tíscar Romera y Verónica Salido, que quieren dirigir su actividad profesional hacia las terapias complementarias, participan en el programa de lanzaderas de empleo.

En 2014 funcionaron ocho en Andalucía y este año son 16. Cada lanzadera está integrada por 20 personas desempledas que, guiados por un coordinador, refuerzan sus habilidades en la búsqueda activa de empleo o en el desarrollo de su propio proyecto. Se trata de una metodología novedosa en la que se trabaja en grupo y todos ayudan a todos. Como ocurre en cualquier CADE, el intercambio de ideas entre los emprendedores que comparten espacio puede derivar en la creación de un nuevo producto.