• Respetar las cuatro comidas. Si distribuimos la energía a lo largo del día con cuatro comidas (desayuno – almuerzo – merienda – cena), nuestro metabolismo se mantiene estable y no existirán excesos de kilocalorías para almacenar.
  • Evitar los excesos de grasa saturada. Para evitar la hipercolesterolemia (tasa alta de colesterol en sangre) se recomienda escoger carnes magras; comer pescados y aves; moderar el consumo de huevos y vísceras (hígado, riñones, sesos, etc.); cocinar a la plancha, brasa, horno o hervir los alimentos en lugar de freírlos; consumir aceites vegetales (oliva, maíz, girasol); limitar el consumo de manteca y consumir lácteos descremados.
  • Comer alimentos con suficiente fibra vegetal. Elegir alimentos que sean fuente de fibras vegetales y ricos en hidratos de carbono complejos (pan, verduras, ensaladas, cereales, legumbres y frutas).
  • Evitar el exceso de azúcar. Evitar no quiere decir suprimir, pero el aporte principal de carbohidratos se aconseja que sea en base a frutas, cereales, arroz, pan, galletas, pastas alimenticias y farináceos.
  • Evitar el exceso de sal. Tan sólo después de haber realizado un esfuerzo físico está justificado ingerir alimentos salados.