Este año las iniciativas empresariales van en aumento. La mayoría acude a las administraciones a solicitar asesoramiento o financiación

Puntos de vista sobre cada situación puede haber casi tantos como personas que miren. Por ello, la crisis a cada uno le suena de una manera. Aunque para la mayoría es sinónimo de pura catástrofe, hay algunos que ven en la adversidad una oportunidad para volver a empezar. Por ejemplo, los emprendedores. Durante el año pasado se crearon en la provincia de Granada, según datos de Instituto Nacional de Estadística (INE), 1.351 sociedades mercantiles. Centenares de nuevos empresarios se arriesgaron a iniciar un negocio en el que se supone ha sido el peor año económico de los últimos tiempos.

Según los datos que maneja la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia, en Granada se apoyaron en el último año 1.353 proyectos empresariales nuevos. De ellos, 108 fueron sociedades mercantiles. Pero los que más han acudido a la administración han sido los empresarios individuales: 1.196 emprendedores se sirvieron de algún servicio de esta administración para su proyecto laboral propio. Los restantes 48 que también fueron hasta esta Consejería dieron a luz a cooperativas o a sociedades anónimas laborales.

Tal y como cuenta el delegado provincial de este área, Antonio Argüelles, la mayoría de estos proyectos se han desarrollado en el sector servicios, seguidos de industria, agricultura, alimentación, Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y por último, construcción. En total dieron lugar a 2.200 nuevos puestos de trabajo.

La Junta ofrece dos vías fundamentales para respaldar un nuevo negocio: los Centros de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE) y la Agencia IDEA. Ésta última ofrece incentivos económicos directos. Los CADE dan información y asesoramiento, formación, ayuda en la búsqueda de financiación, e incluso ceden locales o naves que sirvan como sede en los primeros meses del negocio. En estos meses de 2011 asegura el delegado Antonio Argüelles que las iniciativas empresariales han ido en aumento. «Esto es muy positivo porque hay un grupo de gente a la que la crisis le está sirviendo de motivación».

Si se miran los últimos datos, según el INE, en enero de este año se crearon 144 sociedades mercantiles y 115 en febrero.

Ofrecer algo que hasta el momento no existía, cobrar los servicios algo más baratos, o destinarse a mercados que ya han sacado la cabeza de esta coyuntura económica complicada son algunas de las claves que están haciendo marchar por el buen camino a los emprendedores de la crisis, que, o bien llevan unos meses con su negocio o están a punto de abrir sus puertas. Los nuevos empresarios de Granada cuentan su experiencia en diversos campos.

Un centro de estética con precios asequibles

«Mi marido y yo llevábamos muchos años pensando en montar un negocio», comienza explicando Carla Hontoria, una joven motrileña. Hace unos meses, ese deseo se hizo realidad. Después de cinco años trabajando por cuenta ajena en el sector de la telefonía y siendo licenciada en Psicología, Carla se ha decantado por un mundo que poco tiene que ver con una cosa o la otra: la estética. Desde noviembre del año pasado es la responsable de Opencel, un establecimiento de belleza unisex que ofrece servicios de adelgazamiento o depilación, con métodos novedosos en Motril. Carla pone la cara a la empresa, su marido lleva el papeleo y otras dos chicas se encargan de atender a los clientes. Iniciar la misma, respaldada por una franquicia, les costó alrededor de 25.000 euros, dinero que sacaron entre algunos ahorros o el pago único del subsidio por desempleo. Este nuevo trabajo se lleva diez o doce horas diarias de la vida de Carla, pero la ilusión con la que ha nacido parece que cura cualquier agotamiento.

«Los dos primeros meses sirvieron para cubrir gastos», y el negocio por ahora va viento en popa. Por su establecimiento pasan alrededor de una docena de clientes al día. Haber nacido en crisis le ha sido posible, según Carla, porque los servicios que ofrecen se adaptan a esta situación. «La gente sigue cuidándose, pero por menos dinero». El primer peldaño pasa por hacerse con una buena cartera de clientes. Ahí ya tienen ya bastante camino andado. Ahora hay que seguir dejando actuar al boca a boca y continuar expandiéndose por las redes sociales de internet, donde poseen su propio perfil para acercarse a los potenciales clientes.

Ayudando a mirar internacionalmente

Buscar un lugar al que su idea no hubiera llegado aún. Eso hizo David Navarro como primer paso para crear el Centro de Innovación y Capacitación en la capital granadina. Es belga de nacimiento pero se enamoró de la provincia y además la vio perfecta para crear una empresa como la que él quería. «Era un sitio ideal, no había nadie que hiciera lo que yo y además hay mucha gente joven muy formada y con muchas ganas de trabajar», comenta David. Su negocio es una consultoría que sirve a todo tipo de empresas y administraciones para obtener subvenciones europeas, o para hacerse un hueco en el mercado exterior, fundamentalmente. Aunque David lleva trabajando duro en ello desde hace algo más de un año, la empresa como tal echó a andar en noviembre y para ella trabajan cinco personas. No obstante, sólo acaba de empezar y en poco tiempo pondrá en marcha una segunda oficina en Vélez de Benaudalla. La crisis ha jugado en su contra porque le ha sido más difícil contar con los apoyos de las administraciones y encontrar clientes. Sin embargo, en lo positivo, David cree que está saliendo adelante porque además está exportando sus servicios a nivel internacional y ya hay países que ha dejado atrás esta coyuntura.

Resurgiendo de las cenizas del desempleo

A Toni Bonet la actual situación económica lo mandó al paro. Allí llevaba ya tres años Ángeles Sánchez, su mujer. Ambos, en lugar de amedrentarse, resurgieron de sus cenizas. «Nos planteamos muchas posibilidades, entre ellas, irnos de Granada e incluso de España», recuerda Ángeles. Sin embargo, la alternativa que ganó fue la de emprender en casa. Hace un año crearon un establecimiento de fotografía en Motril, su ciudad. Con el apoyo de su familia, que le cedió el local; acudiendo a las administraciones para asesorarse y buscar financiación, y haciendo uso de su experiencia laboral -una administrativa y otro fotógrafo e informático-, consiguieron levantar la empresa. Dar los primeros pasos les costó alrededor de 60.000 euros que tuvieron que buscar hasta debajo de las piedras.

Aseguran que este primer año de andadura ha sido un éxito y han tenido más de 300 clientes. «No nos ha afectado tanto la crisis porque sobre todo trabajamos la fotografía con niños, donde la gente no suele escatimar. Además, la gente se sigue casando y sigue haciendo la comunión, lo que pasa es que en lugar de llevarse el reportaje más caro, se decantan por el más económico». A ello añaden que ofrecen un tipo de fotografía y vídeo que se alejan de lo tradicional. Las previsiones para 2011 ya han superado las del año pasado e incluso tienen encargos para 2012. Trabajan tanto para gente de la provincia como de fuera, y es que internet es otra de sus grandes bazas. A través de la red se abren a todos.

El arte de atraer con la vista a los compradores

Toda una vida dedicado a diseñar y montar escaparates. A pesar de su juventud -27 años-, Rafael Ruiz ha mamado esta profesión porque su familia también se ha dedicado a ella. Desde agosto de 2010 es su propio jefe. Inauguró Escaparatres, una empresa que ayuda a crear la imagen de las tiendas «desde la idea hasta el fin, que es el montaje», explica el emprendedor. Pasaba por un mal momento profesional y personal y qué mejor cambio que iniciar una aventura de este tipo. «En dos meses tenía clarísimo qué local necesitaba, qué máquinas, y a qué proveedores iba a recurrir», explica. Echó mano de amigos, familiares y otros profesionales para asesorarse y dar los primeros pasos. Trabaja fundamentalmente para toda Andalucía y como los anteriores emprendedores, ofrece un servicio sin apenas competencia en el lugar. «Si no hubiera nacido en crisis, me habría hecho con una nave más grande, y tal vez los clientes pagarían antes o me saldría más trabajo, pero la verdad es que no me puedo quejar», explica. Por ahora su negocio va sobre ruedas y, cuando el temporal pase, ya habrá tiempo de seguir invirtiendo y creciendo.

Aprovechar los recursos locales para el turismo

Antonio Jódar lleva un lustro pensando en hacer de su pasión una profesión. Le encanta el buceo y antes de este verano espera que Logística Aguamarina esté abierta de par en par. Será un centro de buceo, donde además de dar cursos en esta materia, ofrecerá actividades para el turismo. Desde adentrarse en los fondos marinos hasta rutas de senderismo o en bicicleta por la sierra granadina. Un conjunto que busca dar alternativas en la playa de Lújar, «que aún no está explotada». Antonio es un emprendedor de 2011 y ahora está dando los últimos retoques a su empresa. Los 126.000 euros que le costará en total los ha sacado de subvenciones pero también de hipotecar todos sus bienes. Ahora sólo falta que salga bien.

Un sueño cumplido en familia

Raúl Jiménez es cocinero. Su madre, hasta el momento, había sido ama de casa. Pero ahora ambos se van a poner al frente del Salón-Restaurante La Vega. Hacía muchos años que la familia pensó en un negocio, pero no será hasta este cuando lo materialicen. En apenas unas semanas tienen pensando abrir en Salobreña. «Este salón viene muy bien aquí, porque, por ejemplo, para las grandes celebraciones no hay que coger el coche para llegar a él ya que está en el casco urbano», explica Antonio Jiménez, el padre de la familia. Hicieron una gran inversión en el negocio antes de la crisis, «y ya no nos podíamos echar atrás», así que, aunque el tiempo parece que no corre a favor de la economía, ellos se han achantado. «Lo bueno será que cuando la crisis pase esto ya estará hecho», concluye el padre.

Estos granadinos tienen en común que han sabido dar a su negocio un toque novedoso, que los hace distintos. Han dado la vuelta a la situación y ahora derrochan energía entregándose a su causa con la esperanza de verla crecer. Algo que el tiempo dirá.

Fuente: Ideal Edición Granada