Actualmente, resulta cada vez más común que el ritmo de vida cotidiano provoque situaciones de estrés o ansiedad que pueden llegar a ser muy perjudiciales si se extienden en el tiempo. Los síntomas de estos desequilibrios dependen de múltiples factores, tanto situacionales como personales, de forma que son también múltiples las variables sobre las que podemos incidir para conseguir reducir sus efectos. A continuación os señalamos algunos consejos para prevenir el estrés en el día a día:

  • Cuida tu cuerpo: Habitúate a dormir 7 – 8 horas para el buen funcionamiento de tu organismo durante el día. Levántate con el tiempo suficiente para acudir al trabajo puntualmente sin tener que correr. Sigue una dieta mediterránea rica en aceite de oliva, cereales, pescado, carnes de ave, verduras, legumbres y frutas. Practicar deporte beneficia tu salud cardiovascular y te ayuda a quemar calorías. Sirve como relajante y elimina tensiones.
  • Analízate: Focaliza tus metas u objetivos, tanto personales como profesionales, a corto o medio plazo. Planificar a largo plazo aumenta la presión y autoexigencia. Mantén alta tu autoestima; el impacto del estrés será mucho más reducido. Respeta tus motivaciones e intenta hacer lo que te gusta.
  • En el trabajo: Trata de ver los contratiempos como desafíos que te permiten crecer, y no como situaciones amenazadoras. Aprende a medir tus capacidades, y no te violentes intentando hacer algo más allá de tus posibilidades. Evita «exprimirte» hasta el agotamiento. Cuando no avances en una tarea, realiza otra tarea o haz una pausa, y si puedes sal del lugar donde te encontrabas para airearte. A veces lo trágico no son tanto las situaciones como el modo de interpretarlas. Es posible que cambiando la forma de ver los conflictos, se reduzca tu malestar y puedas elaborar otras soluciones. Dedica una parte del día a alguna actividad de ocio o de carácter social que te ayude a desconectar de tus obligaciones habituales. Acostúmbrate a reflexionar sobre tu escala de valores, revisa si las circunstancias te han cambiado el orden de preferencias en tu vida.
  • Tu relación con los demás: Acostúmbrate a admitir y a demandar la crítica, así como a expresar honestamente tus puntos de vista. Pide ayuda a las personas de tu entorno, es una muestra de reconocimiento a la otra persona. El desahogo con terceros mitiga frustraciones. Aprende a decir no; resulta imposible y poco saludable intentar complacer a todo el mundo.